viernes, 9 de marzo de 2007

TEORIA DE LOS ROLES: EL ROL DEL TERCERO Y DEL ADOLESCENTE. AUTOR: ENRIQUE PICHON RIVIERE


La teoría de los roles: El rol del tercero y del adolescente.
Clase N° 6 ESCUELA PRIVADA DE PSIQUIATRÍA SOCIAL 1° Año
Clase dictada por el Dr. Enrique Pichón Riviere el día 13/6/66.
Las dificultades con el complejo de Edipo son muy justificadas porque surgen una serie de metamorfosis en esos vínculos, que son muy importantes de detectar, ya que son la materia del análisis: la sustancia con la cual se trabaja, el material de interpretación. La interpretación es al fin de cuentas el reconocimiento del rol que el tercero está jugando en una estructura total. Vamos a centrar gran parte de la patología en la actuación de este personaje, siempre existente y muy poco señalado (muy negado) que funciona constantemente como un ser animado o inanimado, como institución o como cultura y que está representando una barrera, una dificultad, una norma o una motivación, y que puede partir del trasmisor, del canal o del mensaje.
Es decir que esa primera definición muy sintética, de que todo vínculo humano es bicorporal y tripersonal es el punto de partida. El asunto es ubicar el tercero. Es decir que hay un personaje dentro de nosotros que es permanentemente buscado. Si llevamos esto al aspecto vocacional, podríamos decir que nuestra vocación por la psicología tiene alguna similitud con la actitud del detective que tiene por misión la búsqueda del causante de un daño determinado, que actúa como tercero y perturbador del vínculo.
Pueden existir en una estructura varios vínculos. Alguien puede realizar un daño contra una familia, pero el daño en última instancia va dirigido al vínculo principal, es decir, el vínculo de los padres.
El tercero está interfiriendo o robando, está perjudicando un vínculo que idealmente debía ser perfecto y no incluir este maldito personaje. Esto condiciona rituales y ceremoniales de todo tipo como es la ingenua ilusión de los recién casados, que hacen un viaje de bodas creyendo que dejan al tercero en la estación.
Todo nuestro proceso de pensamiento y de discriminación está influenciado por esta situación que funciona como una gestalt permanente, en cualquier actividad. Uds. ven por ejemplo en política como hay un tercero que está alejado y que está manejando la situación política del país.
Es decir que hay terceros presentes realmente, terceros internalizados que funcionan dentro de la mente, ya como super-yo, ya como valores. Y esto lo vemos tanto en el cine como en el teatro y en la novela. Sobre todo de los jóvenes escritores franceses. Hay una novela de Grillet que se llama “Celosía”, donde el tercero está presente por su ausencia, como una paradoja. Allí se describe la actitud de la mujer y nunca la del tercero.
En el fondo todo proceso mental tiene por función preservar lo bueno y controlar lo malo.
El problema de la suegra es un típico problema de tercero. Pero no se habla en términos de roles. Las quejas que provienen de las suegras son porque un rol determinado le ha sido quitado lo que se hace comprensible desde el punto de vista social.
Es increíble el efecto que hace en una interpretación de grupo en términos de roles, ubicar a la gente en su rol verdadero y ver de qué manera están jugando un rol que no les corresponde y cómo está perturbada una situación por una confusión de roles.
Incluso la explicación actual de la homosexualidad es que hay una confusión de roles (rol masculino y femenino) por identificaciones precoces entrecruzadas. Porque el aumento en esta época de la homosexualidad es porque hay un miedo básico, una inseguridad que obliga al sujeto a aferrarse a un rol a veces equivocado, pero que puede llegar a ser muy operativo como en el caso del homosexual que no pierde la madre porque se identifica con ella y apacigua al padre sexualmente.
En la patología por ejemplo en una idea delirante, hasta hace diez años no existía en toda la literatura mundial ningún trabajo que se ocupara del comportamiento de los objetos buenos en una estructura delirante, por ejemplo en que todo era persecución. Pero en cualquier estructura delirante hay un “vínculo bueno” con el cual el sujeto se identifica y así logra hacer una defensa, por ejemplo megalomanía que es tanto o más importante que la actitud persecutoria, ya que el sujeto se va a curar de una psicosis en la medida en que refaccione o arregle las vías de comunicación y el envío de mensajes a través del vínculo bueno. Es decir que fortaleciendo lo bueno, lo malo tiende a esfumarse.
Me han hecho antes una pregunta: De sí el tercero malo, puede adquirir funciones buenas?. Esta es una variable que complica enormemente la situación. fenomenológicamente pareciera que sí, pero se trata de problemas de apaciguamiento cuantitativo. Es decir que disminuye su peligrosidad, pero eso es el comienzo de la trama y de la conspiración. El objeto malo es demagógico y configura el plan para ejercer luego un liderazgo autocrático. Debemos recordar que K. Lewin estudió tres tipos de liderazgos: de grupos, de comunidades y de acuerdo al liderazgo que cada grupo tenga, el grupo va a tener características especiales. Por ejemplo el primero que se me ocurre, porque lo tenemos es el liderazgo del “laissez faire” que está simbolizado por la tortuga en las manifestaciones populares. Es decir la lentitud, el dejar hacer, el esperar.
Cuando Nixon iba a venir al país, Life nos encargó hacer una encuesta sobre pronóstico de actitud del argentino sobre la venida de Nixon. Y nos encontramos aquí con lo que todo el mundo conoce. La Argentina daba el máximo de actitud antiimperialista y por otro lado el máximo de dependencia del dólar. Esta es la famosa viveza criolla.
Aquí presenciamos una vieja discusión entre psicólogos, sociólogos y economistas acerca de si existe un carácter nacional, es decir un común denominador del actuar de la gente de cada país, que se denominó el “no té metás”, “dejalo para mañana”, que parece ser una característica nuestra, seguramente heredada de los españoles y éstos de los árabes. Es lo mismo que pasa con las enfermedades venéreas: los franceses llamaban a la sífilis la enfermedad italiana, los italianos la enfermedad francesa, los alemanes la llamaban la enfermedad inglesa, etc. Esto es muy importante para estudiar los vínculos internacionales.
El tercero que se transforma un poco en la ideología de esta escuela es lo que nos posibilita comprender los fenómenos de lo individual a lo social. No podemos comprender los problemas sociales sin la inclusión de un personaje de este tipo y sin hacer un pasaje lento y no discontinuo entre la psicología individual y la social y la sociología. Esas fisuras son lugares de luchas cruentas donde la gran mayoría del tiempo es utilizada en la división de los campos por no contratar un buen agrimensor.
Ya vimos antes como en cada vértice del triángulo se agrupaban personajes con características especiales. Por ejemplo, junto al hijo están los hermanos o los hijos de otros o sino la generación de esos hijos. Por eso es que el problema de la adolescencia ha sido batido y rebatido pero siempre mal encarado porque se encaraba al adolescente sin tener en cuenta la inmensa cantidad de adolescentes que existen en el mundo. Éstos forman un estrato social que tiende a tener un status social, ideologías particulares, y que interpretados individualmente no tienen sentido, porque son fenómenos colectivos.
Los conflictos son generacionales, donde las ideologías de los padres chocan con la de los hijos, ahora más que en cualquier otra época. Solamente se puede entender en el sentido de que no es la ideología de ese adolescente contra su padre como se interpreta en un análisis individual, sino la del grupo que representa. Grupos de presión, como son las pandillas por ejemplo, que adquieren fuerza por el hecho de estar unidos por un líder y en estratos sociales.
Aquí ha habido siempre dificultades con el adolescente que ha sido incluido en otros grupos con el propósito de impedir que tenga su ideología como adolescente. Por ejemplo nunca había existido en el país un servicio psiquiátrico para adolescentes. Viendo las estadísticas de la UNESCO (y por eso yo casi un adolescente entonces) se me ocurrió que en el hospital podría hacerse un servicio de este tipo. Todo el mundo me decía que adolescente no había. Pero conseguí que me dieran un galpón y el primer día descubrí 40 adolescentes mezclados con seniles por ejemplo. En una semana el servicio ya estaba cubierto y trabajamos allí 32 médicos en un caso en el hospicio. El tema era apasionante pero creó una gran resistencia y el gobierno de entonces quiso tomar el servicio, porque justamente esa es la edad en que es más fácil politizar.
Allí pudimos estudiar fenómenos grupales y nunca hacíamos ningún diagnóstico individual sino grupal, como familia. Nunca dábamos un permiso de salida sin hacer antes una entrevista familiar, y allí vimos la operatividad que tiene un joven con iniciativa, operatividad que la cultura se encarga de podar.
Después estuve en Nueva York en el Baby Hospital donde está Lauretta Bender (que se ha ocupado mucho de adolescentes) y allí ví que los adolescentes estaban con los niños y en Francia estaban con los adultos. Es decir que esta edad tan crítica y que tantos problemas trae no ha sido nunca integrada como una situación grupal, social y patrimonio de la psicología social. Al analizar individualmente un adolescente el terapeuta no puede tener una idea de las interrelaciones que pueden existir entre ellos.
Además antes que me fuera del servicio, en una semana y con técnicas operativas (allí realmente descubrí los grupos operativos) transformamos a los enfermos que estaban en mejores condiciones, en los mejores enfermeros del hospital.
Esta edad es la más importante desde el punto de vista terapéutico porque nuestra tarea terapéutica es transformar un adolescente en un adulto, aunque tenga 70 años. Es decir asumir el rol, la responsabilidad de adulto, que es una actitud activa frente al mundo. En la medida en que éste transforma el mundo se transforma él, es decir en una actitud dialéctica permanente.
Por eso se establecieron todos los medios para obstaculizar al adolescente no considerándolo como estructura, como grupo. Los estudios sobre pandillas dieron un poco de luz sobre esto. Es común leer trabajos que describen todo este proceso: cómo se organiza una pandilla que tiene un sentimiento de debilidad muy grande, de desconfianza e incertidumbre, cómo se juntan para darse apoyo, el líder que se hace ejecutivo, y cómo pasan de una pasividad total a una hostilidad sin límites, muchas veces como reacción frente a la consideración que los adultos tienen de ellos.
En el ambiente familiar es considerado ni niño ni adulto, se dan roles de ambos con una gran tendencia a feminizarlo. Entonces esto debe ser estudiado como que el adolescente es el 1, la familia es 2 y el estado es 3: la situación triangular.
Esto no es para el trato individual de los pacientes. Yo espero que sean psiquiatras sociales donde trabajan con unidades mayores, más necesitadas, porque la terapia de grupo y la individual son mecanismos diferentes que se ponen en juego.
La adaptación social es mucho más lograda en la terapia de grupo, y el tratamiento individual puede durar tantos años como tiene el paciente. Incluso hay que ver en el paciente único el grupo que está funcionando dentro. Porque todo el mundo está habitado. En realidad no hay viviendas libres sino que hay más bien desalojos forzosos.
Es decir que estamos habitados permanentemente, vigilados desde adentro y proyectados afuera en las instituciones que representan nuestra situación interna. Solo así podemos entender todo lo referente al adolescente y su rebeldía tendiente a conseguir un status.
También hay otros grupos minoritarios como los homosexuales que han solicitado leyes y ordenanzas especiales como si fueran minorías segregadas. Quiere decir que en una época donde se tiende unificar las relaciones humanas, por otro lado hay una tendencia a cercenar todo tipo de asociación, ya sea por edad, por sexo, etc.
Curar un adulto es curar un resto de adolescente y curar un adolescente es curarlo de su infancia. Curar un niño será curarlo de su período intrauterino.
Pero sobre todo la adolescencia debe centrar la terapia en el estudio de la relación con los demás, las primeras experiencias, las ideologías y el conflicto generacional que es universal.


Ultima modificación de http://www.espiraldialectica.com.ar/ / Jueves, 29 de Agosto de 2002

No hay comentarios: